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Elecciones, resultados, interpretaciones y sensibilidad democrática.

Realiza Pío Moa, en su blog “Presente y pasado” un breve comentario crítico sobre el comunicado emitido por AES tras las recientes elecciones celebradas en las autonomías gallega y vasca. Disiente Moa de los calificativos “claro y rotundo” que acompañan al evidente revés que el nacionalismo ha sufrido; aunque mucho me extrañaría que no compartiera una valoración de los resultados, adversa al nacionalismo, que es común a derecha e izquierda y a un sector muy amplio de los medios de comunicación.

Que en la Comunidad Autónoma Vasca los resultados electorales constituyen una muestra de la expansión del rechazo social al nacionalismo me parece un hecho objetivo. Sobre todo porque, aunque ahora se olvide, es necesario subrayar que un porcentaje muy alto de los vascos tiene secuestrada la libertad a la hora de emitir su voto o de abstenerse; otro porcentaje se encuentra condicionado por el régimen clientelar que el nacionalismo ha establecido.

Puede descalificar Moa las adjetivaciones de “claro y rotundo” porque, ciertamente, la caída no es espectacular y se prescinde del hecho de que quien ha ganado las elecciones ha sido el PNV. Ahora bien, si se leen los datos el nacionalismo, en cualquiera de sus versiones, incluyendo la nacionalista IU vasca, ha perdido casi ciento ochenta mil votos (lo que se podría reducir a la mitad si se descuenta la parte del voto abertzale que se ha abstenido). Un 27% con respecto a los votos del año 2005. A nosotros nos parece un dato fundamental, porque la importante quiebra que se ha producido, si no se frustra, puede suponer el triunfo de la libertad en esa región española.

Coincido con Moa en que los políticos, pero también los comentaristas, los tertulianos, los periodistas y también los historiadores, tienen afición a tomar en consideración sólo una parte de los datos, cuando el análisis riguroso, que excede el espacio de un comunicado, requiere la combinación de todos los datos (escaños, porcentajes, participación, condicionantes…); parte que suele coincidir con aquello que más le conviene. Sin embargo, en esta ocasión creo que, a los hechos objetivos, se aúna la interpretación política particular y el interés general de España.

En cuanto al caso gallego, creo que también es evidente el rechazo al nacionalismo. El BNG ha perdido en torno a 45.000 votos, pese a que en Galicia ha votado más gente y que el clientelismo nacionalista estaba asentando sus redes.

AES interpreta, después de analizar los datos, como otros muchos, que los electores han buscado con su voto hacer salir al nacionalismo de los gobiernos de Galicia y el País Vasco. Queda comprobar si las decisiones de los partidos no cambian esa intención: bien porque vuelvan a apoyarse en el nacionalismo físico (pacto PNV-PSOE); bien porque decidan seguir políticas paranacionalistas para hacerse simpáticos o para mantener apoyos parlamentarios (inmersión lingüística y cultural). De ahí que para comprobar si ambos, PP y PSOE, están dispuestos a trabajar contra la balcanización, que tantas veces Moa ha denunciado, nacional o partidaria tengamos que esperar hasta esos discursos de investidura.

Comparto con Moa la idea de que esto pueden ser “esperanzas” nacidas más del deseo que de la razón; suscribo a título particular su escepticismo fundado, pero la sensibilidad democrática obliga a esperar a que hablen quienes tienen la obligación de pronunciarse y presentar su programa para poder juzgar.

Texto sacado de: http://www.alternativaespanola.com/blog2/

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